Andy García fue uno de los actores latinos más exitosos de fines de los años ochenta y en la primera mitad de los noventa. El cubano radicado en Estados Unidos se codeó con importantes cineastas en proyectos cinematográficos que se han posicionado como referentes de la cultura popular (Los Intocables, Brian De Palma / El Padrino III, Francis Ford Coppola / Lluvia Negra, Ridley Scott). También participó en otros filmes menos conocidos, si bien todos sus primeros trabajos dieron como resultado películas sobre la media junto a nuevos talentos (Internal Affairs, Mike Figgis / Jennifer 8, Bruce Robinson). Sin embargo, García comenzó a extraviarse con la llegada del nuevo milenio, en papeles de carácter decorativos o de mero acompañamiento. Incluso, el filme que le otorgo fama mundial -El Padrino 3 y su personaje de Vincent Mancini- se transformó en un encasillamiento interpretativo que por lo demás fue bastante injusto y poco desafiante. Fue entonces en que García encontró otra arista a explorar en el desarrollo de documentales y álbumes sobre músicos disidentes cubanos, una exploración que le permitió obtener un premio Grammy.
Uno de los filmes menos conocidos del actor fue Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto, filme de corte independiente producido en los buenos tiempos de Miramax y liderado por el productor ahora en desgracia, Harvey Weinstein. Más allá de dicha anécdota, se podría decir que esta obra dirigida por Gary Fleder conserva una línea argumental que se exploró bastante en los 90. Me refiero a aquellas historias de perdedores y segundas oportunidades que por azar del destino terminan perdiéndolo todo. En el filme García interpreta a Jimmy “El Santo”, hombre de negocios anteriormente vinculado a la mafia local. Jimmy acepta presionado un último trabajo de parte de su ex jefe encarnado por Christopher Walken. Lo hace justo en el momento en que encuentra el amor en una joven Gabrielle Anwar, a la vez que para su misión debe recurrir a un grupo de variopintos ex colaboradores, quienes también buscan una segunda oportunidad. Sin embargo, algo sale mal en el camino provocando que la vida de Jimmy y de sus colegas sea un asunto de sólo un par de días.
Jimmy “El Santo” es un sobreviviente, un mafioso convertido, reflexivo y bien intencionado. Es un hombre que ya no busca el poder, si bien tiene el reconocimiento de la comunidad que lo vio crecer. Es bonachón, elegante y de labia fácil. Es el protagonista que viene de vuelta, quien, a pesar de buscar una vida sin crímenes, nuevamente es arrastrado hacia su esencia. Representa el ocaso de un gánster que en las particularidades de sus compañeros también se ve reflejado. Estamos ante sus últimas horas de vida desde la visión de un antihéroe que poco a nada puede hacer ante su fatal destino.
Gary Fleder (Runaway Jury, Kiss The Girls) utiliza una estética muy propia de la época, con muchos escenarios que muestran la calle, los cafés, las esquinas y callejones en donde Jimmy y su banda planifican y conversan (estilo heredado por la influencia de Perros de la Calle). Christopher Lloyd, Treat Williams, Bill Nunn y William Forsythe integran un grupo de perdedores con los cuales es fácil identifficarse, obviamente con unos más que otros. Son personajes anónimos de los cuales poco se sabe. Son los habitantes de la ciudad de Denver que suelen aparecer en noticias policiales producto de rencillas totalmente anónimas. El personaje de Jack Wardenes quien preserva dicha historia urbana. Es una especie de conciencia reflexiva que termina por convertir a hombres como Jimmy en leyendas de las conversaciones triviales en los cafés de barrios.
Andy García es un sobreviviente que deambula por calles que alguna vez lo vieron en mejor forma. Camina sobre su despedida, mientras que un siniestro Steve Buscemi le pisa los talones. Tiene sus códigos, pero el honor entre maliantes también incluye la venganza. En Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto sabemos que todo saldrá mal, pero como espectadores anhelamos algún tipo de escapatoria, si bien cualquier atisbo de ella queda soterrada a un destino trágico, algo que se parece más a una apopeya personal en vez de un relato sobre ascensos y caídas en torno al poder (atributo propio del género gánsteril).
Hoy Andy García se ha convertido en una caricatura de sí mismo, de aquel rol de Vincent Mancini en El Padrino III. Es el actor que otorga cierto pedigrí desde el espacio de los roles secundarios. Ahora bien, vale la pena recordar su talento en películas como Cosas que Hacer en Denver cuando estás muerto, una obra modesta en su nudo narrativo, pero con un interesante desarrollo a nivel interpretativo. No sólo García destaca por presencia, ya que todos sus compañeros de reparto se lucen en sus particulares momentos. Especial atención al citado Buscemi, quien realiza un trabajo que se sustenta principalmente en presencia, postura física y miradas. También atención a Treat Williams, actor que brilló en El Principe de la Ciudad de Sidney Lumet y que en este filme nos ofrece bastante versatilidad desde la escentricidad, algo poco común a su carrera. Finalmente, destaca Chirstopher Walker como mafioso consumido y Gabriele Anwar en una extensión de su corto personaje en Perfume de Mujer. La química con García es indudable y uno se lamenta que esta actriz no tuviese una carrera más llamativa en los años posteriores.
Cosas que Hacer en Denver cuando estás muerto tiene aquel tufillo independiente de los mejores tiempos del Miramax de los años 90, con muchas inpiraciones del cine del Nuevo Hollywood estadounidense de los años setenta. Sin duda es una obra a ser rescatada en torno a los mejores tiempos de Andy García.
Título original: Things to Do in Denver When You`re Dead (Cosas que Hacer en Denver Cuando estás Muerto) / Director: Gary Fleder / Intérpretes: Andy García, Gabriele Antwar, Christopher Lloyd, Treath Williams, William Forsythe, Bill Nunn, Fairuza Balk y Christopher Walken / Año: 1995.