El italiano Bernardo Bertolucci fue uno de los nombres de la cinematografía mundial más comentados de 1987, año en que su filme El Último Emperador obtuvo nueve premios Oscar, entre ellos, el galardón a Mejor Película y Mejor Director. Desde aquella época el realizador ha desarrollado una filmografía con pocos títulos (Pequeño Buda, Stealing Beauty) y su impacto en críticos y el público ha sido dispar. Es así como el periodo de mayor atención en la carrera de este cineasta se produjo con anterioridad a El Último Emperador, particularmente en la década de los años 70 con títulos como El Último Tango en Paris, 1900-Novecento y El Conformista.
La obra que me interesa abordar en esta oportunidad es El Conformista, película que se basa en la novela homónima de Alberto Moravia y que en 1970 se transformó en uno de los trabajos más relevantes de Bertolucci. La historia del filme sucede en los años 30, en el periodo en que el Duce -Benito Mussolini-, controla con mano dura a todos los habitantes de Italia. En este nuevo escenario de restricciones sociales, políticas y culturales, Marcello Clerici (Jean-Louis Trintignant), un sujeto de apariencia sencilla y de personalidad reflexiva, se posiciona como un agente del Estado.
Clerici es un represor, un funcionario que tampoco está muy convencido de las ideas del régimen político que representa. Su terreno es la seguridad, acatar órdenes y de paso poder alcanzar cierto estatus social, además de conformar una vida familiar que incluya a su esposa Giulla (Stefania Sandrelli) y quizás algunos hijos en el futuro. Durante su luna de miel, Clereci, siempre vestido con abrigo y sombrero oscuro, deberá acercarse a un ex profesor de ideas más liberales que desde la ciudad de París en Francia suele hostigar y cuestionar los principios del Duce. Esta misión lo conducirá hacia Anna Quadri (Dominique Sanda), la mujer del académico, quien estimula en el agente el interés por la sexualidad a partir de cierto halo de misterio.
Bertolucci ha señalado que El Conformista, el personaje de Marcelo Clereci, es alguien que se siente diferente al resto, a la vez que es una persona que nunca asumirá el interés o valor de enfrentarse a nadie, menos para defender un ideal. Es básicamente una persona que transita por una época turbulenta de la mejor forma en que podría hacerlo. En la vida adulta sólo un suceso lo atormenta, el que se vincula con el abuso de su chofer cuando era niño. Este evento, que produce como resultado la muerte de un hombre, lo marcará para toda la vida. Este episodio lo hace sentir diferente, es decir, poseedor de una forma de ver la vida que lo hace sentir como alguien especial en relación con el mundo que lo rodea. Este conformista defiende ideas fascistas, pero en el fondo no necesariamente comulga con dichos principios. Más que nada se trata de un sujeto que oculta su miedo en la actitud de la prepotencia y detrás de un halo de moralismo que finalmente es falso.
El filme del director de la controvertida La Luna apela al lirismo de las imágenes. En el filme hay una hermosa escena en la que se habla del mito de la caverna de Platón, alegoría que busca transmitir que el mundo se divide en dos ámbitos. El primero es el terreno de lo inteligible, de la verdad. En otra esfera está lo que percibimos desde diversos puntos de vista, las sombras que sólo son una ficción, algo o un hecho que puede soportar miles de reinterpretaciones. Al término de la explicación de este mito, la sombra de El Conformista queda en blanco, lo que significa que en realidad estamos ante un hombre que es una creación o una ficción amortajada de su verdadero yo. Marcello Clerici es una ilusión impuesta por un régimen autoritario que opera en las sombras y que además observa reflexivo la vida hasta llegar a la triste conclusión de que su vida también es una mentira.
El Conformista es un cine de ideas sobre la política, la sociedad y la sexualidad. Tiene muchos subtextos y en el plano formal se puede apreciar la influencia del cine de Federico Fellini en cuanto al uso de los espacios y en el dinamismo de cada puesta en escena. A esto se le debe agregar su interesante montaje que contribuye a la complejidad psicológica de Marcello Clerici. Finalmente, está el deleite visual de la fotografía de Vittorio Storaro (Dick Tracy, Apocalypse Now, Rojos y Ladyhawk), uno de los maestros de la composición del color en 35 milímetros. Este atributo permite que el filme luzca y se sienta como algo siempre nuevo, contingente y complejo. Los colores de Storaro son el fuego, cuya luminiscencia son el origen de las sombras, pasiones y faltas que vemos en la caverna, en la vida y en el día a día del conformista.
Título original: The Conformist (Il Conformista) / Director: Bernardo Bertolucci / Intérprtes: Jean-Louis Trintignant, Stefania Sandrelli, Gastone Moschin, Enzo Tarascio, Fosco Giachetti, José Quaglio, Yvonne Sanson y Dominique Sanda / Año: 1970.