Con apenas 32 años, y luego del éxito internacional de Lawrence de Arabia, Peter O´Toole protagonizó junto a Richard Burton el filme Becket. El cineasta y director de teatro Peter Glenville (The Prisoner) fue el encargado de adaptar al cine la obra homónima sobre Thomas Becket, arzobispo de Canterbury entre 1162 y 1170, además de lord canciller del Reino de Inglaterra. Becket, interpretado por Burton, es considerado uno de los defensores de la Iglesia católica inglesa y que tras entrar en conflicto con Enrique II murió asesinado por sus ideales. O`Toole encarnó a Enrique II, mientras que el reputado actor John Gielgud personificó al rey Luis VII de Francia.

Becket es de esos filmes eternamente nominados a los premios Oscar, 12 nominaciones para ser exactos, si bien no obtuvo ningún reconocimiento. Más allá de la anécdota, estamos ante un filme que se sustenta en el duelo interpretativo entre sus dos protagonistas. Tanto Burton como O´Toole fueron nominados al Oscar como Mejor Actor, hecho totalmente justificado. Es lo que se suele denominar un tour de force interpretativo donde ambos actores, compañeros de juerga en la vida real, se admiran, se destruyen y se desprecian.

El Enrique II de O`Toole es un noble consumado por el poder y los excesos. Ama a Becket, pero también lo manipula desde su trono. En cuanto al Becket de Burton, éste es un hombre leal a su rey, pero cuya moralidad y sentido del deber se exalta aún más al ponerse al servicio de Dios y de la Iglesia Católica que juró defender. Ambos hombres son hermanos de vida y también enemigos desde sus ámbitos de poder. Tal como señalé al principio, O´Toole, con poco más de 30 años en aquella época, realiza una interpretación enérgica, a la vez que muestra la personalidad de un sujeto solitario desde la desconfianza que supone la dirección de un reino.

A su vez, Burton, quien no quería interpretar a Becket al principio, realiza uno de los mejores roles de su carrera. Ante las cámaras se muestra como un hombre sabio que reparte la justicia en forma equitativa, a la vez que comprende el dolor del rey con el que creció. Junto a Enrique II disfrutó de excesos que son parte del poder de la corona. Estamos ante una lucha de clases, de credo y también social entre dos hombres radicalmente distintos en humanidad y sentido del deber, y que además desliza una cierta homosexualidad latente.

Glenville desarrolla un filme con una puesta en escena que remite a su teatralidad original, a la vez que muestra a Enrique II y a Thomas Becket como dos titanes que se desenvuelven en fríos palacios y capillas. Estamos ante una Inglaterra en ocasiones algo monocromática que nos permite concentrarnos como espectadores aún más en los gestos, miradas, silencios y reflexiones de los dos protagonistas a sus máximas capacidades. En dichas escenas también destaca John Gielgud, quien con esporádicos minutos hace mucho en pantalla. Es la economía del gesto y de los momentos que saben engrandecer los buenos actores.

Durante años quise ver Becket como buen fanático de Peter O´Toole, pero por diversas razones nunca me dedicaba a dicha tarea. A veces creo que los filmes llegan en los momentos oportunos, ya que ahora al ver las diferencias entre Enrique II y Thomas Becket puedo comprender sus diferencias desde la amistad, la política, el ego, el egoísmo y la manipulación. Por otro lado, ver Becket es apreciar la construcción interpretativa de O`Toole en torno a Enrique II. Primero, cuando éste era joven, y luego en León en el Invierno (1968), a una edad más avanzada y aún más temperamental. Sugiero ver ambos filmes de manera continua, lo que sin duda será una experiencia para cualquier cinéfilo amante de la interpretación.

Otro aspecto interesante de Becket es justamente Richard Burton, quien fue famoso por sus excesos, violencia, carácter, borracheras y por su tormentosa relación con Elizabeth Taylor. La edición de Becket editada por MPI está notablemente remasterizada, además de incluir reveladoras entrevistas a la editora Anne V. Coates (Lawrence de Arabia) y al compositor Laurence Rosenthal. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fueron las entrevistas a Richard Burton, la primera en los años 60 y la segunda de 1977. En esta última conversación con un periodista, Burton habla de la fama, de las dificultades que tuvo para dejar el alcohol. También habla de la interpretación y de su miedo a las grandes concentraciones de personas. En pantalla vemos a un caballero en sus descuentos (fallecería a los 58 años en 1984), quien siempre lució fuerte y enérgico, pero que en esta entrevista se muestra tremendamente vulnerable mientras fuma su cigarro. Al ver la entrevista me emocioné mucho porque estaba ante mí un intérprete cuyo talento provenía, sin duda, desde sus más íntimos demonios. Sin duda, un importante documento sobre uno de los actores ingleses más relevantes del siglo XX.

Título original: Becket / Director: Peter Glenville / Intérpretes: Richard Burton, Peter O´Toole, John Gielgud, Donald Wolfit, David Weston y Pamela Brown / Año: 1964.