El cineasta Jules Dassin tenía nacionalidad estadounidense, francesa y griega. Fue de esos realizadores que impuso un estilo visual en películas que fueron rodadas en diversos países, caracterizándose por rodar imágenes que se sustentaban en el cine documental, además de una especial atención por la violencia y la coerción del ser humano. Muchos lo conocen por sus clásicos como Rififi, The Naked City y Night and the City, a la vez que algunas de sus obras fueron fieles representantes de lo mejor del cine negro en Estados Unidos. Fue un gran autor, siendo además un artista que tenía mucha consciencia sobre el impacto visual del encuadre junto con una gran destreza en la dirección de actores.
Gracias a The Criterion Collection pude conocer uno de sus grandes filmes, el que a partir de un cuidado proceso de remasterizado se presenta como una de las piedras angulares del cine o más bien subgénero carcelario. Las películas sobre prisiones usualmente dividen sus temáticas entre: prisioneros que buscan escapar, otros que buscan sobrevivir, alcaides y guardias que se exceden en su poder, amotinamientos de reos, tratos violentos o bien la reconstrucción de la humanidad. A lo largo de la historia del cine hay varios ejemplos, entre ellos,Birdman of Alcatraz (John Frankenheimer),Riot in Cell Block 11 y Escape from Alcatraz (ambas de Don Siegel), Milagros Inesperadosy Sueños de Fuga (ambas de Frank Darabont), El Beso de la Mujer Araña (Héctor Babenco), Papillon (Franklin J. Schaffner), A Man Escaped (Robert Bresson) y Expreso de Medianoche (Alan Parker), por nombrar algunos. También están los escapes de campos de prisioneros en la Segunda Guerra Mundial, una variante más en tono aventura y con exponentes clásicos, en donde podemos citar a El Gran Escape (John Sturges), Victory (John Huston) y El Puente sobre el Río Kwai (David Lean).
Todos los filmes señalados suelen captar la atención de los espectadores, ya que el género carcelario nos vincula con la idea de la sobrevivencia en medio de vejámenes ya sea entre reos o bien a partir del exceso de poder de los guardias. De todo lo que he visto, Fuerza Bruta me sobrecogió por sus imágenes, pero también por los subtextos en torno al poder y la opresión. En este filme, Burt Lancaster interpreta a Collins, un reo que sólo desea escapar y alejarse lo más posible del autoritarismo del capitán Munsey (un soberbio Hume Cronyn). Jules Dassin muestra la violencia y la sobrepoblación de la penitenciaría de Westgate, con movimientos de cámara que se caracterizan por su coreografía (cualidad que seguramente tomó de la época en que era asistente de Alfred Hitchcock). La fotografía en blanco y negro de William H. Daniels (The Naked City) exacerba la soledad y el hacinamiento de una celda integrada no sólo por Collins, sino también por otros perdedores y seres humanos que por diversos motivos perdieron el rumbo.
El inicio del filme es de un gran impacto visual, en medio de una torrencial lluvia y ciertas situaciones que nos introducen las diferencias entre el capitán Munsey y Collins. La arquitectura de la prisión a metros del mar, un simbolismo claro sobre la libertad, es permanente, a la vez que el director nos va introduciendo en la vida de Collins y de sus compañeros de celda sin olvidar los códigos propios del sistema carcelario. Es importante tener en cuenta que el también cineasta Richard Brooks realizó el guion de la película, dato que no es menor. Esto porque Brooks en películas como La Gata sobre el Tejado Caliente de Zinc, Lord Jim y en A Sangre Fría se especializó en el desarrollo de historias que solían hablar del comportamiento humano y los tormentos de sus protagonistas.
Fuerza Bruta profundiza en el pasado de Collins y de sus amigos, mostrándonos sus acotados momentos de humanidad y de alegría, pero Dassin también nos presenta la brutalidad de los códigos carcelarios. Lo anterior, en una notable escena en la que un informante termina siendo ajusticiado de la manera más cruenta posible. Desde otra vereda, nos expone a un capitán Munsey de tono vocal y modismos templados, pero que finalmente es un monstruo desde sus métodos. Todo lo anterior para graficarnos un sistema penitenciario en donde la violencia suele manifestarse en todos los lugares posibles.
Un aspecto que resulta muy estimulante al ver el filme corresponde al duelo de intérpretes, haciendo muy fácil el proceso de involucramiento con ellos. Y esto sucede por una forma de llevar y conducir el arte interpretativo con cierto maniqueísmo que era propio del cine de la época. La edición de The Criterion Collection de Fuerza Bruta incluye un notable documental que explica la definición de los personajes, ya sea por modismos, posturas y ciertos movimientos de los ojos y párpados, en resumen, una serie de contextos físicos destinados a producir una reacción determinada en el espectador. Lógicamente, las personas no hablamos o nos movemos o reaccionamos como los personajes de Fuerza Bruta, pero aquello no importa. Nos creemos la historia, a la vez que nos ponemos del lado de Collins. Gracias a dicho recurso, también nos resulta más fácil identificar a Munsey y a otros personajes como el Dr. Walters (Art Smith), en una de las escenas más reveladoras de la película. A todo lo comentado se suma la impresionante caracterización física de Burt Lancaster, la que termina por transmitirnos sus estados de ánimo, deseos y frustraciones.
Fuerza Bruta debería ser citada dentro de las mejores películas sobre prisioneros en una cárcel. Estamos ante una obra de postguerra con muchos subtextos en torno al poder, la libertad y la violencia. En una frase del filme se señala que finalmente nadie puede escapar, y aquello aplica a la forma en que vivimos, en cómo nos relacionamos y en las características que van determinando nuestra esencia como seres humanos, ya sea detrás o fuera de los fríos y negros barrotes de acero. ¡Un filme imperdible!
Título original: Brute Force (Fuerza Bruta) / Director: Jules Dassin / Intérpretes: Burt Lancaster, Hume Cronyn, Charles Bickford, Yvonne De Carlo, Ann Blyth, Anita Colby, Sam Levene, Ella Raines, John Hoyt, Jeff Corey, Jack Overman, Roman Bohnen, Sir Lancelot y Art Smith / Año: 1947.