La relación entre padres e hijas tiene un ejemplo emblemático en To Kill a Mockingbird en donde Gregory Peck interpretó a Atticus Finch, figura paternal que a su vez integraba los mejores valores americanos. Peck representaba a una padre cariñoso, viudo y dedicado que desde el ámbito de las leyes trataba de inculcar a sus hijos el valor del respeto hacia el prójimo, en especial hacia otras razas y realidades sociales y físicas. Esta relación era aún más profunda con su hija Scout Finch (Mary Badham), precoz adolescente que enfrentaba la dura etapa del crecimiento y la pérdida de la inocencia en medio de juegos y días soleados.
Más de sesenta años después vemos otro ejemplo de amor filial entre padre e hija, y de la mano de la cineasta Charlotte Wells, quien crea una historia más directa y menos idealista en base a sus recuerdos de infancia. Estamos a fines de los años 90 en un resort de un balneario de Turquía. En este ecosistema, a veces impersonal y de mucho escapismo, nos presenta la historia de Calum (Paul Mescal), un padre treintañero junto a su hija Sophie (Frankie Corio) de 11 años. Ambos, a través de grabaciones en una cámara de video, comparten pensamientos, ideas, bromas y también silencios. Sophie está conformando su personalidad, a la vez que comienza a descubrir su sexualidad y posibles intereses en el plano afectivo. A su vez, Calum es un padre con poco tiempo, dinero y solitario cuyo camino paternal se inició en forma prematura.
La directora Charlotte Wells intercala los momentos entre padre e hija con una Sophie adulta que recuerda aquellas vacaciones con su padre. Sin embargo, los registros audiovisuales vistos desde la adultez detectan momentos y situaciones que no siempre fueron tan cariñosos e idílicos, y que además revelan las tristezas y presiones de un padre adulto del cual se intuye un presente que nunca llegó a concretarse. Calum en ocasiones se comporta a la altura, pero en otras dista de ser un padre dedicado porque finalmente nadie le enseñó los alcances de la paternidad. Está aprendiendo en el camino, a la vez que lleva consigo una posible depresión que se mantiene alerta y latente, a veces oculta ante los ojos de un niño, pero en otros momentos es activa, descarriada y confusa para una hija de 11 años. A la Sophie del presente se le revela esta triste verdad, a la vez que carga consigo una posible culpa ya sea por falta de comprensión y empatía, la que de ninguna manera es culpa de su otrora juventud.
Aftersun es el atardecer, cuando ya el sol deja de brillar o bien la transición hacia la adolescencia de Sophie, acercándose ésta a una noche de sombras, pesares, anhelos, nostalgia y ansiedades de los adultos, la de un padre que baila con rabia y pena la canción Under Pressure, la misma que popularizaron Freddy Mercury y David Bowie hace más de cuarenta años, pero con un diferente ritmo. Sin duda uno de los momentos más inspirados del filme, ofreciendo de paso la versatilidad de un notable Paul Mescal.
Charlotte Wells analiza el lado b de los resorts u hoteles que supuestamente ofrecen y prometen solo felicidad, ya que en estos transitan personas, padres como Calum e hijos como Sophie que después de la piscina, los juegos, los bailes y la buena y abundante comida tienen que volver a lidiar con sus problemas y tormentos.
Aftersun es una película que se cocina a fuego lento, en momentos contemplativa, de tristeza contenida y con escenas finales de lágrima distendida. No es melodrama, sino más bien la realidad que graban las cámaras de video cuyos frames están conformados por miles de puntos que finalmente constituyen una imagen. Pasa algo similar con sus protagonistas, ya que sus gestos, miradas, silencios y palabras van conformando quienes son y, probablemente, también sus destinos. En Aftersun hay dolor y los posibles recuerdos no sólo de su directora, sino también de todos los espectadores en relación a nuestros padres, los que están presentes, los que han sido olvidados y los que no dejamos de recordar. Contamos con las vacaciones del pasado en grabaciones en video, pero la vida no es sólo acción y movimiento, sino también lo que hay entre tomas. Registramos lo mejor de otros tiempos, pero en ocasiones se nos olvida lo que realmente eran nuestros padres y nuestra juventud hasta que quedan sólo testimonios visuales que volvemos a experimentar, en ocasiones, con dolor y amargura desde la madurez de nuestro presente.
Título original: Aftersun / Directora: Charlotte Wells / Intérpretes: Paul Mescal, Frankie Corio y Celia Rowlson-Hall / Año: 2022.