En 1982 Universal Pictures quería realizar a toda costa una continuación del clásico Psicosis de Alfred Hitchcock. El maestro del suspenso había fallecido en 1980 y, entre homenaje y cálculo comercial, era el tiempo adecuado para revivir a uno de los personajes más perturbadores del cine clásico. Psicosis, junto a Peeping Tom de Michael Powell, sentó las bases para lo que se conocería después como subgénero slasher, a la vez que se transformó en una película de culto que estipuló nuevos lineamientos en el lenguaje cinematográfico y en el acercamiento del gran público hacia la psicología de un hombre desquebrajado emocionalmente producto de la relación con su madre.

Es así que realizar una secuela a partir de una película venerada por críticos y espectadores podría considerarse casi un sacrilegio. Sin embargo, la tentación de llevar al público productos audiovisuales ya calados es casi una costumbre en Hollywood, en especial en un contexto usualmente carente de nuevas ideas para el cine (algo totalmente contrario a lo que está sucediendo hoy con la televisión por streaming). Ahora bien, los encargados de la producción de Psicosis 2 siempre fueron consciente de ello y no es de extrañar que la famosa escena de la ducha en blanco y negro del filme original, y con el inmortal score de Bernard Herrmann, haya sido seleccionada como prólogo de la película. Lo anterior, para conectar de alguna forma a las nuevas generaciones de espectadores, y también a los antiguos, con la nostalgia del pasado. Finalmente, vemos en pantalla los pecadillos de Norman Bates hasta que lo encontramos más viejo y en colores -con la fotografía de Dean Cundey– en un tribunal de justicia a punto de ser liberado del instituto psiquiátrico en el que estuvo encerrado durante los últimos 20 años. En la escena vemos a un Norman Bates que es catalogado como apto para reinsertarse en la sociedad, lo que significará retornar a la vieja casona de la colina, símbolo arquitectónico de su desdoblamiento de identidad y psicopatías.

El encargado de llevar a la gran pantalla la continuación de la vida de Norman Bates fue nada menos que el cineasta australiano Richard Franklin, un artista que en su juventud conoció a Alfred Hitchcock llevándolo hasta la universidad en donde estudiaba. A ello se suma que la filmografía de Franklin desde sus inicios ha estado muy influenciada por la narratología visual de Hitchcock. Sus primeras obras, Patrick y Road Games, contienen muchos de los arquetipos visuales del maestro del suspenso. Quizá con más oportunidades y con otros proyectos, Franklin podría haberle hecho el peso a Brian De Palma, cineasta cuya obra contiene cientos de referencias al director de Vértigo. Es interesante, pero no estamos hablando sólo de coincidencias. Por ejemplo, en Espectador Errante hablamos sobre Road Games, filme protagonizado por Jamie Lee Curtis, hija de Janet Leight, la atribulada protagonista de Psicosis 1960. La conexión entre Franklin y Hitchcock ha sido más que evidente.

Psicosis 2, además, tiene en sus filas a Hilton A. Green, quien se desempeñó como asistente de Hitchcock en Psicosis y en Marnie. También el filme incorpora movimientos de cámara, recursos en el plano sonoro y dosis de humor negro con claras referencias a la comida. Todos estos elementos fueron profundizados por Hitchcock hasta el punto de convertirlos en marca de fábrica. En todo caso, Richard Franklin aporta elementos propios como una lograda dirección de actores y también recursos visuales más cercanos al cine gore. Quizá Franklin se permitió en su película algunas licencias que en la década de los años 60 no pudo tomarse Hitchcock producto de la censura. ¡Tenemos que ser justos! El filme de Frankilin tiene vida e identidad propia. Es una película que está realizada con mucho respeto y cariño hacia el material original, llevándonos hacia una vuelta de tuerca a nivel narrativo bastante interesante en torno al personaje de Norman Bates.

Psicosis 2 en formalidad técnica es el cine de Alfred Hitchcock, pero en alma es Anthony Perkins, intérprete que durante años cargo con la etiqueta de joven atribulado. No obstante, Perkins antes de ser Norman Bates era un cotizado galán de Hollywood, un protagonista de filmes románticos y de dramas junto a Jane Fonda y Sophia Loren. Incluso, estuvo nominado al Oscar como Mejor Actor Secundario por Friendly Persuasion de William Wyler. Perkins siempre fue alto, delgado y destacaba por su mirada penetrante, características físicas que ayudaron a definir el personaje de Bates, en especial su trastocada sexualidad. Esta situación lamentablemente relegó a Anthony Perkins a papeles bastante excéntricos después de 1960 -año del estreno de Psicosis-, sobresaliendo incursiones como El Proceso de Orson Welles. Ahora bien, al actor no le molestaba aquello, ya que en los años ochenta incluso llegó a dirigir la tercera parte de Psicosis en 1986 (una propuesta audiovisual también a tener en cuenta).

En los años ochenta también se produjo una polémica similar a la de Psicosis 2. Me refiero a la continuación del clásico de Stanley Kubrick, 2001: Odisea en el Espacio. La segunda parte a cargo de Peter Hyams (director de la notable Atmósfera Cero) llevó a la pantalla 2010: El Año en que Hicimos Contacto. Dicha película es muy entretenida, si bien se alejó mucho de los planteamientos visuales y cerebrales de Kubrick. Ahora bien, Psicosis 2 es un filme, y como lo dije antes, con mucha alma. Es la admiración de Richard Franklin hacia Alfred Hitchcock, rodeándose de sugerentes ideas que tienen que ver con la locura de Norman Bates. El protagonista prácticamente pasa a ser una víctima del personaje de Vera Miles (la hermana de Marion Crane) y de Mary (Meg Tilly). En el primer filme asistimos a la abominación detrás de las pulsiones sexuales de Noman Bates, si bien en Psicosis 2 es imposible no empatizar con su enojo, molestia y hasta ingenuidad en medio de un constante atosigamiento. También es relevante mencionar que el guion del filme fue escrito por Tom Holland, director de Fright Night y de Chucky el muñeco diabólico.

Psicosis 2 es una película muy bien lograda a nivel interpretativo, con secundarios de lujo como Dennis Franz y Robert Loggia. A ello se suma uno de los mejores trabajos del compositor Jerry Goldsmith en el género terror / suspenso, quien trabaja una partitura musical que habla de la disfuncionalidad psicológica y, sobre todo, de la soledad de Norman Bates. Finalmente, los colores de la fotografía de Dean Cundey permiten acercarnos a otras tonalidades en relación a los conflictos y traumas del protagonista. Bates está loco, lo quieren volver loco, víctima o victimario…en fin, dualidades que simplemente nos conducen hacia uno de los finales más inquietantes de los años ochenta.

Título original: Psicosis II (Psicosis II: El Regreso de Norman) / Director: Richard Franklin / Intérpretes: Anthony Perkins, Meg Tilly, Vera Miles, Robert Loggia, Dennis Franz, Hugh Gillin y Claudia Bryar / Año: 1983.