El último filme de la cineasta francesa Justine Triet no sólo comienza con un horrendo accidente, la supuesta caída de Samuel Maleski (Samuel Theis) desde el ático de una casa, sino también con la sombra de una duda en torno a lo que es verdad o no. El filme es una reconstrucción de un hecho que podría parecer circunstancial, el que debajo de la superficie habla de problemas, resquemores, rabia, frustración y amargura. Sandra Voyter (Sandra Hüller) es una escritora con relativo éxito, a quien la vida, las decisiones de familia, la han conducido hasta una apartada casa junto a Daniel (Milo Machado Graner), su hijo no vidente. En medio del gélido paisaje, en lo que simboliza la monocromía de la vida, muere su marido en extrañas circunstancias. Lo que parece una simple caída da paso a una serie de contextos que buscan explicar qué pasó, además de motivos que no siempre pueden ser catalogados como blancos o negros.
Anatomía de una Caída se cocina a fuego lento, mostrando comportamientos y reconstrucciones sobre un resultado que podría deberse a distintos orígenes. Triet filma las investigaciones de la policía, la reconstrucción de cómo podría haber sido la caída del malogrado Samuel, el testimonio de personas sobre lo que aconteció aquel día y también la frialdad de todo el aparataje legal francés en medio de juicios. A ello se suma la vorágine de los medios de prensa y un sinfín de miradas que siempre están juzgando en silencio. Sandra Voyter tiene que lidiar con un hijo que no sólo está confundido en torno a la verdad, sino que además no puede verla a simple vista. Desde otra arista, Voyter llega a ser en ocasiones algo apática, fría y resolutiva, y es ahí en donde la directora juega con los espectadores. Nos pone ante nosotros un personaje que podría ser una villana o una santa, pero que por su rigidez, pensamientos y actitudes podríamos identificarla como culpable, por el simple hecho de ser como es.
Hoy vivimos en una cultura de la cancelación en donde la verdad, pareciera ser, que está sobreestimada, ya que hoy prima las sensaciones, las posibilidades que podrían ser o no ser reales. De cualquier forma, el filme juega con dichas aristas, con hechos y conversaciones grabadas que hablan también de un matrimonio desgastado, en permanente culpa y con poca empatía entre ellos. Escuchamos y vemos las discusiones entre Sandra y Samuel, quienes nos comunican el desprecio o más bien la vida real que suelen enfrentar muchas parejas, si bien aquello no necesariamente las define como potenciales asesinos o personas depresivas. Aquella ambivalencia entre lo que podría ser, lo que no es y lo que es, finalmente, es la fascinación y originalidad que nos presenta esta película, una respuesta muy en línea con lo que vimos en Fuerza Mayor de Ruben Östlund en 2014.
Anatomía de una Caída disecciona la anatomía de las relaciones humanas, cuando en éstas abunda el hastío creando de paso distintas versiones sobre la verdad o bien cuál versión de ésta nos resulta más cómoda. Incluso, en las escenas en la corte podemos ver cómo fiscal y defensor acomodan de la mejor forma posible la verdad. Entonces, ¿qué verdad queda, incluso cuando ésta busca recurrir a especialistas que van de un extremo a otro? El filme de Justine Triet habla de percepciones, las que producen un efecto mayor, el paso de Daniel, el atribulado hijo, desde la pulcritud de la infancia hacia la esquizofrenia de la vida adulta. Anatomía de una Caída es un notable filme sobre nuestros tiempos, sobre nuestra desconexión entre la realidad y la percepción. Mención aparte para la actriz Sandra Hüller, quien lleva al extremo aquel axioma básico de la comunicación que es “Todo comunica”, creando en los espectadores un sinfín de percepciones.
Título original: Anatomy of a Fall (Anatomía de una Caída) /Director: Justine Triet / Intérpretes: Sandra Hüller, Swann Arlaud, Milo Machado Graner, Antoine Reinartz, Samuel Theis y Jehnny Beth / Año: 2023.