Caminar entre la certeza y la duda, además de los misterios que ello conlleva, ha sido parte del sustento de la Iglesia Católica, institución que en las últimas décadas ha enfrentado escándalos, detractores y distintas realidades en medio de un mundo caracterizado por el progresismo, el extravío de la verdad y la pérdida de la fe. El cineasta alemán Edward Berger sitúa su Cónclave en medio de esta época de tribulaciones en la que la realidad parece cada vez más apartada de lo divino.

Ha fallecido el Papa y el cardenal decano Thomas Lawrence (Ralph Fiennes) tiene la misión de organizar y poner en marcha un Cónclave para definir al nuevo sucesor del Trono de San Pedro. Cardenales de distintas partes del mundo acuden al Vaticano, quienes debajo de sotanas, oraciones y ritos tienen y defienden diversos tipos de intereses. La curia romana se pone en marcha para elegir al máximo guardián de la fe, lo que exige seguridad, recelo y hombres justos.

Edward Berger, quien ha cimentado una cierta reputación luego de la galardonada Sin Novedad en el Frente, la tercera adaptación cinematográfica del clásico relato antibelicista; destaca por su capacidad para componer los escenarios por donde se mueven sus personajes. En Cónclave se percibe al Vaticano como un lugar anacrónico en cuyos pasillos y habitaciones hay historia, burocracia y mucha jerarquía. Incluso, la Capilla Sixtina luce sombría producto de las confabulaciones y facciones que se dividen entre una Iglesia ortodoxa poco tolerante y ajena a los intereses y preocupaciones de la sociedad, y otra que es consciente de la pérdida de seguidores y también de la necesidad de ser más inclusiva. Thomas Lawrence tiene claridad sobre estas presiones, las que tiene que administrar de la mejor forma posible. Esto porque el mundo está pendiente sobre quién será el elegido para llevar la fe cristiana sobre sus hombros, una tarea titánica y solitaria.

Lo interesante del filme es la forma en que Berger retrata a sus personajes, quienes en medio de sus defectos se asemejan a miembros de partidos políticos que buscan defender o imponer una ideología en vez de la búsqueda de la verdad y el bien común. La curia romana, independiente de sus ritos, se mueve como si fuese una corporación cuyo centro es el pragmatismo. Entre hombres de diferentes realidades abundan secretos de pasillo en torno a una necesidad única y imperecedera: la apropiación del poder. Finalmente, los cardenales son seres humanos con virtudes y faltas cuyos actos son observados por hermanas que se mueven y trabajan desde el absoluto anonimato, siendo la excepción la hermana Agnes (Isabella Rosellini), cuya mirada expresa algo de tedio, decepción y cansancio ante un mundo masculinizado que usualmente la ignora.

Este tipo de películas suelen producir en las audiencias algo de polémica, pero también confusión. Por ello, es importante comprender que un ámbito es el credo y otro muy diferente la administración de la Iglesia Católica. Si nos situamos en este segundo punto, podemos ver personajes con los que podríamos empatizar y otros que simplemente nos podrían enfadar. Cónclave es una notable película en cuanto a la dirección de actores, destacando Fiennes, Stanley Tucci, Carlos Diehz, Isabella Rosellini, John Lithgow y, en especial, el personaje de Tadesco de parte de un soberbio Sergio Castellito. Ahora bien, hay ciertas referencias caricaturescas en ellos, como si se tratase de oficinistas de una gran compañía llamada Vaticano. Aun así, Edward Berger retrata momentos que son difíciles de olvidar porque la acción está realmente en las palabras, gestos y miradas, algo que recuerda a otros filmes como Las Sandalias del Pescador de Michael Anderson, en donde cada frase contenía un significado.

Cónclave seduce por las palabras que provienen de la novela homónima de Robert Harris, y también por varias composiciones de encuadres en las que podemos ver a hombres pensantes, sufrientes y orgullosos, en diferentes posiciones respecto del cielo. A todo ello se suma un sorprendente final que bien podría representar la primera piedra hacia un nuevo Concilio Vaticano II. Es así como Cónclave se presenta como un producto cinematográfico que es hijo de los tiempos de hoy, y también de la intencionalidad y cavilaciones de sus propios autores.

Título original: Cónclave / Director: Edward Berger / Intérpretes: Ralph Fiennes, Stanley Tucci, Carlos Diehz, Isabella Rosellini, John Lithgow, Lucian Msamati y Sergio Castellito / Año: 2024.